Mucho hemos leído, hablado y hasta pensado sobre qué es la Teosofía y lo que no es. A grandes rasgos la teosofía no es una religión o una nueva corriente del New Age. A pocos nos ha quedado claro que la sociedad teosófica no es la teosofía y viceversa, así como un vino no es su bebedor. Las sociedades y hermandades están constituidas por hombres de carne y hueso, por tanto, están sujetas al error humano, a sus pasiones y a sus debilidades. No podemos manchar y confundir el mensaje de una doctrina con los comportamientos personales de sus adeptos o simpatizantes. Una sociedad no es lo que estudia esa sociedad, los miembros de la Sociedad Teosófica no representan ni son la Teosofía, así como el mensaje de Cristo no equivale a la pederastia de los sacerdotes católicos. No confundir mensaje con mensajero.
También aprovechamos para hacer entender a las personas que se acercan por primera vez a la Sociedad Teosófica (ST), que ésta no es una secta de seres que se creen iluminados, ni mucho menos un grupo de satánicos que beben sangre de los niños, o que se reúnen en secreto para dominar el mundo. Generalmente este tipo de concepciones sobre los miembros de la ST provienen de gente bastante ignorante y dogmática, a la cual apenas se les presenta algo distinto a lo que desde pequeños se les enseñó, y su mente reacciona relacionándolo con el diablo. No vale la pena pues dedicar más líneas a esas personas, ya llegará su momento de crecimiento espiritual. Solo tengo una frase para ellos: la ignorancia se paga cara.
Habiendo aclarado este par de puntos, pasemos a lo que nos atañe, qué es la Teosofía. Sin ánimo de repetir lo que hasta el cansancio hemos hecho, podemos sumarizarlo en que:
“La Teosofía es el conjunto de verdades que forma la base de todas las religiones, todas las filosofías y todas las ciencias, y que no puede pretenderse sea de la exclusiva posesión de ninguna”
Dentro de sus enseñanzas, existen las cuatro grandes verdades de la teosofía.
Toda persona que pretenda estudiar y entender la Teosofía debe comprender y aprehender estas cuatro verdades. Las dos primeras son las más abstractas y difíciles de digerir, pues nos hablan de conceptos abstrusos, inalcanzables y un tanto confusos. Sin embargo, si se logran comprender los dos últimos, inevitablemente llegaremos a la comprensión de los dos primeros. Pero para la total comprensión y entendimiento de los dos últimos, es necesario conocer al menos los dos primeros. Ya lo sé, es una serpiente que se muerde su propia cola (ouroborus reference). Eso es lo bonito de la teosofía, y al mismo tiempo es su parte más desalentadora. Estamos acostumbrados (en gran parte por las religiones monoteístas) a que todo se nos dé masticado y no se nos obliga a pensar. En nuestra infancia y aún en la edad adulta se nos presentan las grandes verdades veladas de historias y fábulas religiosas, que a la larga no tienen ningún sentido más que el mantenerte entretenido como un infante mira las caricaturas en el televisor. Tanto la religión exotérica o mainstream como el sistema educativo moderno nos educan para no pensar, no cuestionar, no indagar, no dudar, no rebelarse. Todo se reduce a aceptar, memorizar, copiar, pegar, repetir, obedecer.
Recordemos lo que nos dicen dos de los tres objetivos de la Sociedad Teosófica: INVESTIGAR y COMPARAR. Fomentar el estudio comparativo de las religiones, filosofía y ciencias. Investigar las leyes no explicadas de la Naturaleza y los poderes latentes en el hombre.
Saber Teosofía no es ser teósofo. Vivir la teosofía es ser teósofo. No es, pues, cuestión de saber, sino de ser.
*partes del texto de esta entrada fueron directamente tomadas o inspiradas de la lecturadel “Instructivo para los que desean ingresar a la Sociedad Teosófica” por Annie Besant.